Posted on 06 Junio, 2011 | 3 Comments
La atribución de las responsabilidades administrativas
y programáticas de la Fundación de Museos Nacionales es contraproducente
para la calidad del arte institucional en el país
Indira Rojas
Javier Camacho Miranda
La situación de los museos nacionales en la actualidad desprende un aire de preocupación. Caminar por las principales sedes caraqueñas que arropan tanto arte nacional como universal deja al visitante con una leve sensación de decepción.
“El sistema de refrigeración falló hace como un año con una filtración en los techos de las salas del piso 2 y 4. Las filtraciones fueron arregladas, pero el techo todavía necesita un trabajo de remodelación”, comentó una empleada del Museo de Bellas Artes, que prefirió reservar su nombre. Su trabajo es cuidar que los visitantes no toquen las obras expuestas en las paredes del lugar, y trajina diariamente bajo un techo que revela cicatrices que llaman la misma atención que las piezas expuestas en las paredes.
Las obras latinoamericanas revelan un orden contradictorio. Están divididas en temas como los imaginarios libertarios, la liberación de diferentes pueblos de Suramérica y Centroamérica, el rechazo a la cultura norteamericana y el expresionismo contem-poráneo. En este último conviven palmo a palmo trabajos de Oswaldo Vigas con manifestaciones minimalistas extremas, como lo es el “Pizarrón Verde” de Santiago Cárdenas Arroyo: un lienzo verde que reproduce la apariencia de un pizarrón vacío de tamaño natural. Todo esto perteneciente a la colección permanente de arte latinoamericano de la Fundación de Museos Nacionales (FMN).
Las filtraciones se repiten en diferentes puntos del Museo de Ciencias, en donde las exposiciones Sabana Africana: Un tapiz cambiante; Dioramas: Sociedad y naturaleza en transformación; y dos dedicadas exclusivamente a herramientas y utensilios indígenas parecen todas atrapadas en el tiempo.
Por otra parte, al recorrer el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) el asistente todavía puede encontrar parte de la colección de Picasso obtenida cuando Sofía Ímber fue directora del mismo, repartida en diferentes espacios a lo largo del lugar. El edificio, que tiene todas sus salas en funcionamiento, intercala obras vanguardistas, como espacios de videoarte y salas cromáticas, con piezas esenciales del arte contemporáneo, como “El carnaval nocturno” de Marc Chagall, desgranadas sin un orden caracterís-tico a lo largo del museo.
“Disculpe, sala en montaje”
Katherine Chacón, investigadora de arte y curadora, manifiesta que actualmente los museos muestran sólo una pequeña porción de la producción artística que se desarrolla en el país. “Es una lástima, pues está a la vista la bullente actividad plástica que vive nuestro país hoy en día”, señaló Chacón, quien ha ejercido la dirección de los museos Armando Reverón, Alejandro Otero y Carlos Cruz-Diez.
Con la creación de la FMN y la eliminación del Comité de Adquisiciones de cada museo la autonomía de éstos fue arrebatada y se contribuyó al fenómeno del abandono, ya que las decisiones eran tomadas de forma centralizada. “En el 2007 y 2008 se adquirieron algunas obras. La diferencia es que se eliminó el Comité de Adquisiciones que poseía cada museo, conformado por conocedores de obras según el perfil del mismo, y se sustituyó por otro formado por directores de los museos y se discutía en la FMN”, señaló la curadora de arte y museóloga, Susana Benko.
La intervención del FMN
En el año 2005 se creó la Fundación de Museos Nacionales bajo la premisa de coordinar todas las funciones de las catorce instituciones museísticas supeditadas a la instancia. Benko manifestó que la organización realizó una labor positiva en su primer año de existencia. “La FMN fue bastante diligente en todo lo referente a lo admi-nistrativo, pues aún las decisiones eran tomadas por los directores de museos con sus respectivos equipos de trabajo. Los requerimientos eran cumplidos y lo financiero no fue por un tiempo motivo de obstáculo para llevar los diversos proyectos a término”, señaló. Con el tiempo la institución comenzó a ejercer responsabilidades que no le correspondían en un principio, como las de programar las exposiciones y el registro de las obras.
La centralización de las decisiones también provocó el desplazamiento en la fundación de los expertos en museología y arte, y al empeoramiento de las estructuras físicas. Igualmente, aunque los museos siguen siendo un espacio para mostrar y exponer obras artísticas, las colecciones pertenecen a la fundación. Bajo su custodia se encuentran 25.000 piezas. “La colección de arte venezolana es también la que puede ver cualquiera en Cantv, por ejemplo, la de Petróleos de Venezuela. No somos rivales, eso es Patrimonio Nacional”, apuntó Vivian Rivas, presidenta actual de la FMN, en declaraciones al Correo del Orinoco el 29 de enero.
Chacón y Benko han visitado recientemente el Museo Cruz-Diez y manifiestan haber observado más apoyo en las exposiciones. Sin embargo, la actividad museística tiene diferentes dimensiones. “Hace dos semanas visité el museo y quedé sorprendida por el excelente montaje que vi allí. Ahora bien, eso es una cosa, pero vayamos a lo otro, a las colecciones, a los sueldos del personal, a la infraestructura, a la programación que no me explico cómo puede ser llevada sin la presencia de curadores”, expresó Chacón.
Así mismo, los restos del Museo Armando Reverón siguen en La Guaira como vestigio de una cultura extinta, como si de una ruina griega se tratara. Y en la página web de la FMN aparecen publicados cinco nuevos museos, pero éstos no poseen sede propia.
Agosto 22nd, 2014 at 20:29
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Agosto 24th, 2014 at 5:28
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