Posted on 03 Junio, 2011 | No Comments
Una nueva instancia plantea soluciones a las contingencias que pueda afrontar la institución
Javier Camacho Miranda
La Comisión de Riesgos es un equipo de contingencia que está capacitado para generar respuestas rápidas a diferentes riesgos que puedan afectar a la Universidad en los próximos meses. Este ente está bajo el cargo de Néstor Luis Luengo, decano de Desarrollo Estudiantil, quien junto a Gustavo García, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales; y María Jimena Hernández, proveniente del Centro de Investigación y Evaluación Institucional, conforman los miembros técnicos de la Comisión, responsables de la preparación y ejecución de las distintas etapas implicadas en la investigación.
“Estamos completando una metodología de trabajo que pasa por tres fases. La primera es una de identificación de los riesgos. La segunda etapa de análisis, y la tercera es de elaboración de respuestas. Los talleres aplicados y los planes de respuesta por formular están orientados a los distintos tipos de riesgos a los que la Universidad se puede enfrentar”, afirmó Luengo.
Estos tipos de riesgos están divididos en dos grandes bloques. El primero comprende a los riesgos por su naturaleza, que incluyen los financieros, políticos-jurídicos, de reputación e imagen de la Universidad, organizacionales (que aluden a la gestión interna de la Ucab) y los riesgos de seguridad (desde temas de contingencia natural como desastres naturales hasta los típicos problemas de robo).
Y el segundo bloque comprende los riesgos por su intencionalidad, que pueden ser por acciones puntuales, deliberados, accidentales y por omisión de la Universidad.
Durante los últimos dos meses esta Comisión ha realizado talleres con diferentes actores clave de cada sector dentro de la comunidad universitaria, para completar así la primera fase del trabajo.
La segunda fue realizada durante mayo, y consistió en medir las probabilidades y el impacto que cada riesgo puede tener dentro del campus.
Mientras que la tercera y última etapa, centrada en la planificación de respuestas, será aplicada entre junio y julio, y pretende definir puntualmente las diferentes iniciativas que pueden hacer frente a cada situación de emergencia, enmarcada en cualquier tipo de riesgo definido anteriormente.
“La Universidad tiene instancias que deben responder a cualquier problema que se pueda presentar. Una cosa es la formulación del plan y otra distinta es la ejecución. Nosotros detectamos los problemas y sugerimos planes de acción, pero los ejecutores son las diferentes unidades de nuestra institución. Es una guía que debe ser aplicada, para así desactivar cualquier bomba de tiempo que pueda afectar a la Universidad”, concluyó Luengo.