Posted on 04 Mayo, 2011 | No Comments
Alumnos aseguran que se han incorporado mejoras en la infraestructura y hay más apertura en la comunidad universitaria, pero aún hay tareas por hacer
Simón González
Andrés González ha notado cambios positivos para los alumnos con discapacidad en el campus de Montalbán en los últimos cinco años. Ahora que está a punto de graduarse en Comunicación Social, manifiesta que se ha ganado terreno en temas como la comprensión y cambios de infraestructura.
“Siempre ha existido la conciencia de parte de la Universidad de querer resolver las dificultades que se presenten”, manifestó el joven.
En este tiempo se construyó la rampa de la feria y también se asignaron puestos preferenciales en los estacionamientos. En paralelo, ha notado que alumnos y profesores asumen con mayor normalidad tener a un compañero con discapacidad.
Para Nelson Carrero, alumno invidente de segundo año de Ciencias Sociales, también se han logrado progresos: “He notado el apoyo de los profesores, aunque sólo a algunos pocos les cuesta creer que un estudiante con discapacidad puede tener las mismas potencialidades académicas que cualquier otro”.
Carrero se ha acoplado de tal forma que su participación en el campus no se limita a las clases, sino que también participa en el Modelo de la Organización Internacional del Trabajo de Ciencias Sociales y desde febrero integra el voluntariado que enseña este modelo a los muchachos del liceo San José Obrero de Antímano.
La Ucab, por su parte, ha puesto en funcionamiento desde hace un año el Programa Institucional de Atención a las Personas con Discapacidad, coordinado por la profesora de la escuela de Educación Lourdes Montenegro.
La docente explicó que en este lapso se ha logrado dar más información en las charlas de inducción; se ha instalado el software Jaws en los laboratorios de computación, que permite transformar textos en voz y así facilitar el estudio en las personas invidentes, y para este semestre se distribuirán mesas especiales para los alumnos que lo requieran.
“En estos casos suelen tener pensión proporcional o un financiamiento especial, considerando que la discapacidad acarrea gastos médicos considerables”, acotó Montenegro.
El camino por recorrer
No obstante, tanto los estudiantes como la profesora indican que se debe trabajar para lograr una mejor integración.
González consideró de suma importancia que funcionen los ascensores del Edificio de Aulas, ya que esto le ha ocasionado inconvenientes: “A mí no me gusta perder clases, pero me ha ocurrido porque no están disponibles los ascensores en todos los módulos”.
Carrero manifestó que sería muy positivo que la Universidad pudiera adquirir una impresora braille: “Esto permite traducir cualquier texto convencional en plantillas con este código especial. Pero en el país hay muy pocas de estas máquinas”.
Montenegro manifestó que su despacho se encuentra evaluando programas para que las personas con discapacidad visual puedan escanear textos y luego las computadoras puedan leérselos.
“Cuando se atiende a esta población se deben tomar en cuenta las particularidades de cada caso, por eso hay que evaluar bien cuáles son las mejores herramientas para ellos. Por ejemplo, actualmente estamos evaluando el software All Reader, que presenta más avances que el Jaws”, dijo.
Integración real
Tanto González como Carrero consideran que una auténtica integración no se logra a través de la exaltación exagerada de la condición de las personas con discapacidad o de excesivas ventajas, pues terminan por hacerlos sentir en minusvalía.
“A uno le gusta que le reconozcan el esfuerzo que implica adaptarse a un mundo que no está hecho para uno. Pero si ese reconocimiento es muy emotivo o se pasa de la raya, no suele ser agradable”, dijo González.
Para él sentirse como uno más es la mejor forma de incorporarse en las comunidades en las que se desenvuelve.
Aunque califica de positivo que se elevara a por lo menos 5% la participación de esta población en las nóminas de las empresas —como lo establece la Ley para Personas con Discapacidad de 2006—, Carrero considera que este número puede ser mayor y no por una consideración del instrumento jurídico, sino por las aptitudes y capacidades que puede desarrollar si reciben educación.