Posted on 04 Mayo, 2011 | No Comments
Este estudio compartió el primer lugar de los Premios a los Trabajos de Investigación para el Personal Docente
Preámbulo
La mención recurrente de la palabra «pobreza» en América Latina y en Venezuela fabrica el espejismo de que éste es el más trillado de los temas, una falsa interpretación que lo condena de antemano. Mi análisis sobre la representación de la pobreza en la prensa me permitió cobrar conciencia de que las variables asociadas con este fenómeno son tan numerosas y complejas que al cabo, por simple apabullamiento, es fácil tirar la toalla y conformarse con elaborar generalizaciones razonables.
Entre diciembre de 2005 y septiembre de 2008 analicé 3.126 textos producidos en febrero, mayo, agosto y noviembre de 2005: 1.477 por Últimas Noticias (9,54% de todos los publicados durante los meses en cuestión), 855 por El Nacional (6,61%) y 794 por El Universal (3,18%). El análisis se realizó con base en 17 variables principales que cubren tanto los criterios técnicos y editoriales de representación de la pobreza como las lecturas que, «desde afuera» —desde el punto de vista del reportero— entienden la pobreza como un problema que afecta la calidad de los vínculos sociales de colectividades enteras.
Durante los primeros ocho meses, el proyecto contó con la colaboración de un grupo asistentes (Delymart de León, Nadia Goncalves, Jaqueline Osteicochea, Gabriela Velásquez, todas ellas coordinadas por la periodista Adriana García Cunto y por mí) sin cuya ayuda este trabajo habría sin duda zozobrado. A ellas mi más sincera admiración y mi agradecimiento.
He aquí algunas de las conclusiones principales del estudio:
1. La pobreza es un problema «natural»
En los tres periódicos analizados, la pobreza es una especie de manifestación natural del ambiente venezolano, algo parecido a los musgos y los líquenes en las selvas tropicales. La inmensa mayoría de los textos sobre pobreza producidos por El Universal y El Nacional fue publicada en febrero (332 el primero, 285 el segundo), cuando se produjo la famosa vaguada. Últimas Noticias publicó la mayoría de sus textos en mayo de 2005 (429 piezas periodísticas) por una sencilla razón: los perjudicados por el temporal formaban parte de los grupos socioeconómicos que constituyen su público principal. Además, en vista de que este diario tiene una larga tradición de denuncia, tres meses y medio después de la vaguada había muchas denuncias que requerían prensa.
El problema «natural» de la pobreza no se expresa, sin embargo, en áreas aisladas sino, por el contrario, en sectores urbanos (para El Nacional y El Universal el contexto urbano de pobreza gravita entre el 54% y el 56%; en el caso de Últimas Noticias el porcentaje llega hasta el 74%). Ello da cuenta de la vulnerabilidad estructural de las ciudades venezolanas, donde la fluctuación de los elementos recuerda la particular inaptitud para el asentimiento humano de los espacios sociales pobres, marcados por la falta de precaución ante sus límites geológicos y por la informalidad constructiva.
2. La pobreza no da para el largo aliento
El tema pobreza no inspira a los periodistas. Morfológicamente, la pobreza escrita en la prensa apenas ocupa espacios menores de un cuarto de página (53,07% en el caso de El Universal, 49,30% en el de El Nacional y 32,77% en el caso de Últimas Noticias), seguida por desarrollos equivalentes al cuarto de página, tal como si el asunto no tuviera mayores méritos.
3. El problema de las fuentes: «si tú me tiras, te tiro»
En los diarios estudiados la pobreza tiene dos repercusiones principales: «social» (44,5% en promedio) e «institucional» (24% en promedio). Estos valores explican el hecho de que las fuentes citadas se dividan en dos promedios principales: cerca de 34% de las declaraciones totales emitidas provienen de fuentes vivas (personas que describen «de viva voz» su propia condición precaria de vida) y 38% de autoridades que dan cuenta, prometen o defienden su gestión.
4. Hombres y mujeres mestizo-negroides
En todos los diarios, más de la mitad de los actores de pobreza son hombres (casi 60%), en su mayoría adultos, es decir, entre los 20 y los 65 años —cerca de 38%—, aunque la mayoría de los hombres adultos mostrados por la prensa tiene menos de treinta años. El análisis de las fotografías reveló que la inmensa mayoría de los actores pobres son individuos de fenotipo mestizo-negroide (85% de todos los casos). Esto no significa que los reporteros procedan según criterios de discriminación étnica, aunque el dato insinúa que en los espacios sociales pobres se manifiesta un rezago histórico visible en el tipo físico de quienes lo habitan.
Conclusión
La pobreza en los tres diarios estudiados se plantea como una eventualidad, subrayada por la catástrofe natural, que, a pesar de sus estragos masivos y recurrentes, supedita la supervivencia de los grupos soecioeconómicamente más frágiles a un caos estructural e institucional empeorado por la discrecionalidad del poder político. Ahora bien, ¿es esta representación mediática producto de líneas editoriales deliberadamente trazadas o, más bien, una amplificación producida por la convergencia de lecturas individuales en la empresa periodística? Después de todo, los contenidos de los diarios son elaborados por individuos —reporteros de planta y comentaristas externos— que tienen, como cualquier persona natural, un punto de vista tomado sobre el medio social. Si los diarios privilegian inercias informativas compatibles con su propio desenvolvimiento empresarial, no es menos cierto que ellas se conforman a partir de puntos de vista que les son preexistentes.
Leopoldo Tablant