Posted on 04 Mayo, 2011 | No Comments
El debate actual sobre la legislación relativa a la educación universitaria está impregnado tácita o explícitamente de la exhortación a la necesidad del cambio y éste tiende a ser entendido con frecuencia como la extirpación o radical transformación de instituciones o procedimientos. Sin darnos cuenta al entrar en esta dinámica, podemos estarnos haciendo eco de una manera de escenificar la alegada voluntad de cambio consistente en considerar irrecuperables los ámbitos de trabajo ya explorados que ofrecen deficiencias y en optar por desplazarse a espacios nuevos. Sin embargo, esta inclinación puede llevar consigo mayores problemas.
Otra reacción poco reflexiva ante los desafíos del presente que en ocasiones se hace visible entre los universitarios estriba en fijar posición y adoptar iniciativas dominados por la polarización reinante, dejando de lado lo que resulte ajeno a ella o postergando lo que pueda coincidir parcialmente con las posturas del sector político que adversemos.
Frente a ésas y otras debilidades de la respuesta universitaria ante asuntos de gran trascendencia para el destino de la Universidad o del contexto institucional indispensable para que ella pueda seguir cumpliendo sus cometidos es necesario reivindicar la importancia del reconocimiento y renovación de la identidad de la Universidad y, en particular, de la Universidad Católica Andrés Bello.
Vivimos momentos de definiciones, pues están en juego valores fundamentales para la subsistencia del orden democrático en el que la Universidad puede respirar y crecer. No tienen cabida actitudes acomodaticias o cómplices ante las medidas y la visión y hegemonía políticas que están poniendo en riesgo tales valores. A la vez, la respuesta universitaria debe ser siempre fiel a su propia identidad, que se distingue por la preservación de las oportunidades para la deliberación racional y para el análisis objetivo de los problemas. Hay que aferrarse más que nunca a los principios que inspiran la obra educativa ucabista y hay que hacerlo con ilusión y con firmeza. Cuando sea conveniente reemplazar mecanismos institucionales ello debe hacerse, pero antes debemos revisar lo que tenemos para determinar si la solución está en el desplazamiento o en la corrección de prácticas o procedimientos que impiden el pleno despliegue de una idea o modelo original que en su esencia siga siendo válido. Lo primero puede a veces concurrir con lo segundo. Es primordial en todo caso no perder de vista estas variadas proyecciones de la voluntad de cambio.
Jesús María Casal
Director del Instituto
de Investigaciones Jurídica