Posted on 01 Abril, 2011 | No Comments
En Venezuela los conceptos de prensa oficial e independiente no son desconocidos, más aún, se han tornado relevantes en períodos de alta intensidad de debate político. Sin embargo, su aparición se remonta a los tiempos de la declaración de independencia en 1810. La prensa oficial en Venezuela nace el 24 de octubre de 1808 con el nombre de Gazeta de Caracas. De la misma forma el 4 de noviembre de 1810, bajo la pluma del abogado Miguel José Sanz, circula el primer número del Semanario de Caracas, primer periódico independiente del país.
Este semanario dominical es de corta duración. Se imprimen escasamente 30 números y el último de éstos corresponde al domingo 21 de julio de 1811. Posee un estilo muy particular de manejar los temas políticos hacen del Semanario una herramienta fundamental para la formación político- ideológica de la generación de la independencia.
Consta fundamentalmente de dos grandes secciones: la de política a cargo de Sanz, y la de Estadística, Comercio y Agricultura, que dirige el médico de origen pardo José Domingo Díaz, personaje que luego de caer la Segunda Republica da mucho de que hablar, cuando se encarga de la dirección de la Gazeta de Caracas a partir de 1815, arremetiendo contra la causa republicana y la figura de Bolívar, a quien llegó a llamar “El Inhumano”. A pesar de las evidentes discrepancias existentes entre ambos redactores, el periódico representa una muestra fundamental del nuevo pensamiento ilustrado, tropicalizando de alguna manera sus principales ideas, y de la pluralidad política del Licenciado Sanz.
Temas tan diversos como el estudio del estado de naturaleza, la importancia de la ley, la idea de libertad y su manejo por parte de las sociedades, la felicidad general y particular, la justicia, el gobierno civil, la idea de soberanía, la propiedad, entre otros, son tratados por Sanz con la profundidad requerida pero sin dejar de lado la inestable realidad política que envuelve a las provincias venezolanas.
Dotado del poder predictivo que poseen los estudiosos de la sociedad, Sanz se adelanta a las futuras complicaciones que va a presentar la primera república y que la llevan inexorablemente a un fin anunciado. Critica la ingenuidad de los nuevos gobernantes al cuestionar y perseguir a quienes tratan de abrirles los ojos sobre la realidad imperante y creen ciegamente que España está dispuesta a ser clemente con sus colonias emancipadas:
Si los americanos piensan u obran de otra manera, si cierran sus oídos a los clamores de la verdad, si persiguen u odian a quien la dice, si mal interpretan las intenciones de los que desean el bien general…puede pronosticarse sin temor de errar el juicio, que muy pronto serán esclavos, víctimas de la furiosa venganza de una tiranía irritada. Las promesas de clemencia y olvido de lo pasado servirán de emboscada a los suplicios, proscripciones y destierros…
Critica a los políticos improvisados que carecen de luces para llevar adelante una empresa tan compleja como la independencia:
Pensar que cada uno es capaz para todo, es la ignorancia más perniciosa en que el hombre puede sumergirse…semejantes máquinas lejos de ser capaces de manejar con destreza las riendas del gobierno de una nación, le comprometen a cada paso, y muy pronto conducirían al Estado a un precipicio…Pero pretender ser políticos de pronto y ,lo que es el colmo del mal, sostener resoluciones tomadas en el hervor de las disputas…para que por ellas se conduzca el Gobierno y se establezcan leyes y constituciones es un absurdo monstruoso.
La educación es otro tema que sirve de punta de lanza a Miguel José Sanz. Desde las líneas de su magistral obra Informe sobre la educación pública durante la colonia, escrita unos años antes de la aparición del Semanario, califica a la educación implantada por España como perjudicial, supersticiosa y atrasada. Por ello no desperdicia la oportunidad que le brinda el semanario para reforzar sus ideas sobre los vicios de la educación tradicional.
Por su parte, José Domingo Díaz en su sección de Estadísticas, se hace eco de la importancia del desarrollo agrícola para el progreso de los pueblos, desdeñando el valor de la minería como actividad económica. Asimismo, en sus extensos análisis sobre la geografía venezolana contribuye al conocimiento del territorio nacional y su futura proyección.
Su estilo directo y crítico es resentido por muchos, creando un clima poco favorable para sus redactores y para la circulación normal del mismo. De hecho muchos de los lectores retiran su suscripción, ocasionando serios inconvenientes económicos. Sin embargo, no son precisamente razones económicas las que obligan al Semanario de Caracas a salir de circulación . Su tono bastante polémico hace que el Gobierno republicano les persuada para que dejen de escribir. Así lo hacen, pero la semilla prospera y este importante semanario se multiplica en otros periódicos independientes que circulan entre 1811 y 1812.
Sirva esta fecha bicentenaria para hacer honor a quien lo merece y reconocer el arrojo y determinación de Miguel José Sanz, quien puso al servicio del interés colectivo su particular pluma, difundiendo un novedoso pensamiento y expresando un sentimiento libertario a través del primer periódico independiente del país.
María Soledad Hernández B.
Centro de Investigación de la Comunicación