Posted on 28 Febrero, 2011 | 1 Comment
Betania Pérez Álvarez
Indira Rojas
El movimiento estudiantil es un fenómeno que ha vuelto a surgir luego de su disolución a finales de los años 80, época en la cual Venezuela comienza a disfrutar de una estabilidad relativa, una especie de calma después de la tormenta que se vivió en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. En efecto, el movimiento estudiantil necesita de un punto de disonancia o de crisis para constituirse, es decir, requiere de motivos para movilizarse y articular un discurso. Mecha Vivas, autora de ¿Quiénes son los estudiantes?, indica en su libro que en este modelo de participación “se produce una articulación entre los intereses gremiales y los intereses políticos, donde la política adquiere casi siempre una mayor significación”.
Es por esto que las generaciones estudiantiles están definidas por su contexto, sus acciones son el resultado de una reacción ante una política determinada. Generalmente su participación se traduce en una petición por el cambio de dichas políticas y en un llamado a la realidad social y universitaria.
La autonomía ha sido uno de los temas constantes, como evidencia el proceso histórico de los movimientos estudiantiles. Vivas dice al respecto: “La cuestión de la autonomía universitaria permite en buena medida determinar el tipo y carácter de las relaciones entre la universidad y el Estado”.
Para siempre en la historia
La participación de los jóvenes en el ámbito político y social de Venezuela no es nueva. Vivas, en su obra, señala: “El sistema de relaciones entre el movimiento estudiantil y la política nacional ha estado presente de manera permanente a través del desarrollo histórico del país”. Durante todo este tiempo han luchado contra la autocracia, el despilfarro y el continuismo.
Los siglos XIX y XX son ricos en lo que respecta a movilizaciones juveniles. Gustavo León, profesor e historiador graduado de la Universidad Central de Venezuela, explica que Guzmán Blanco durante su último gobierno, entre 1886 y1888, tuvo que enfrentar a un estudiantado intelectual de élite que comienza a empaparse con las ideas del Positivismo y le hace frente a la figura del aristócrata. Posteriormente, Cipriano Castro, presidente de Venezuela en 1901, enfrenta una fuerte oposición y presencia “La Sacrada”, movimiento de esta generación que se proyectó en el tiempo. Según María Soledad Hernández, historiadora y profesora de la Ucab, es uno de los movimientos más completos, ya que se transforma en un hito.
Para 1928 emerge el movimiento estudiantil más reconocido y estudiado en la historia del país: la Generación del 28. De ésta surge el Plan de Barranquilla en 1931 y afloran los políticos que tomarán partido en la Venezuela democrática.
Los mismos del 28 tienen participación en 1936, en el gobierno de Eleazar López Contreras. Éstos jóvenes despersonalizan la política, hacen que la población despierte de un sueño y pierda el miedo. Para Hernández es difícil enfrentar un movimiento estudiantil ya que no posee armas ni aspiraciones de poder.
Según Vivas, entre 1900 y 1958 la universidad sufre un proceso de transformación interno, así como la sociedad venezolana también experimenta cambios lentamente, ya que pasa de ser una institución para estratos privilegiados a constituirse para la masa. Entre 1945 y 1958 la lucha se concentró en combatir la dictadura. “Los estudiantes reciben influencias del continente europeo y se cuestionan sobre el comunismo soviético”, expresa León.
Para los años 60, la lucha armada tomará protagonismo, como consecuencia de la ruptura del equilibrio político. La mayoría de las universidades apoyaron el movimiento guerrillero, principalmente la Universidad Central de Venezuela.
La Reforma de Ley de 1970 estuvo envuelta en un debate controversial, que “fue más político que jurídico, más ideológico que académico”, dice Vivas. León indica que durante los años 70 el conflicto entre universidad y Estado también estuvo vinculado con el cierre de la UCV y la Ucab.
En la llamada “Venezuela saudita” la lucha contra Carlos Andrés Pérez fue particular porque la movilización de jóvenes se pierde y se disuelve. En los años 80 se presenta lo que Edmundo Chirinos definió como “la generación boba”. “Fue una generación hedonista, consumista, que sólo disfrutaba las bondades del país”, manifiesta el profesor León. Agrega que una década más tarde el movimiento se reagrupa en los nuevos actores políticos y abandona la calle.
Una generación protagónica
Quizás el mayor ejemplo que tiene Venezuela en lo que respecta a reacciones estudiantiles se manifiesta en el siglo pasado, específicamente en la dictadura de 27 años de Juan Vicente Gómez. La investigadora María Soledad Hernández lo define como un movimiento que nace de una manera inofensiva y que no tiene miedo, con una estructura fuerte, muy buena organización y mucha creatividad que marcan una forma de hacer política, en la cual no hay un liderazgo único.
Como la Generación del 28 se conoce al grupo de estudiantes universitarios que protagonizaron, en el carnaval caraqueño de 1928, un movimiento de carácter académico y estudiantil que da pie a un enfrentamiento con el régimen de Gómez y lleva a centenares de estudiantes a la cárcel de La Rotunda y al castillo de Puerto Cabello.
Francisco Coello, sociólogo y profesor universitario, explica que de esta generación surgen grandes líderes que consolidaron al movimiento y que contribuyeron a la cohesión de la sociedad de aquel entonces.
“El fenómeno Chávez”
En los años 80 se hace evidente la falta de liderazgo dentro de los partidos políticos más importantes de Venezuela, el denominado bipartidismo. La decepción por parte de la sociedad trajo como consecuencia la falta de credibilidad de estas organizaciones políticas.
A partir de 1998 este sentimiento de desilusión llega a su punto más álgido. Para ese momento el teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías llega a la presidencia de Venezuela, sin un partido político de renombre ni trayectoria: el Movimiento Quinta República.
Gustavo León afirma que en Venezuela existe “el fenómeno Chávez”, el cual describe como “profun-damente mediático” y afirma que busca “penetrar las instituciones democráticas para mantenerse en el poder”.
Para Coello, la movilización de estudiantes actual tiene su origen en las aspiraciones de modernidad que le permitan posibilidades de movilidad social, formación científica y humanística y un nivel de calidad de vida acorde con su nivel cultural y desarrollo familiar.
El sociólogo explica que estos anhelos no coinciden con el proyecto que tiene el gobierno, por lo cual los jóvenes no se sienten ni identificados ni reflejados, sino rechazados por el proyecto de país que tiene el Gobierno actual.
Tanto Hernández como Coello coinciden en que hay un punto de inflexión evidente en el año 2007 con el cierre del canal RCTV, ya que el medio de comunicación era emblemático dentro de la historia del país y la libertad de expresión representa un tema sensible para la sociedad.
A pesar de esto, la historiadora ubica el caso del asesinato de los hermanos Faddoul y su chofer, Miguel Rivas, como un estímulo en la comunidad estudiantil. Durante la desaparición, búsqueda y posterior hallazgo de los cadáveres en un sector de San Antonio de Yare, estado Miranda, movilizaciones, vigilias y cadenas humanas formaron parte de la agenda del estudiantado venezolano.
Los universitarios de hoy
Hernández y Coello atribuyen a la generación actual el triunfo de la oposición en la reforma constitucional de 2007, sin olvidar que otros sectores ayudaron a la victoria del “No”.
El sociólogo comenta que el movimiento estudiantil retoma la socialización política y la conciliación con los partidos políticos. Según él, los estudiantes deberían seguir relacionándose con los diferentes partidos y no caer en lo que llama “trampa” al aceptar el llamado a diálogo por parte del Estado, debido a que la discusión no será hacia afuera sino hacia lo interno de las universidades.
Hernández y León le adjudican también el veto a la Ley de Educación Universitaria a los estudiantes y a la movilización de los demás sectores.
Para León, su generación fue muy pasiva y, en contraste con otros movimientos, los universitarios de hoy poseen un mecanismo de lucha diferente, asociado con el uso de las redes sociales y el combate mediante las ideas. Hernández, por su parte, opina que el estudiantado puede hacerle frente a la apatía de la población.
Gabriel Bastidas, estudiante de 7mo semestre de Comunicación Social, está involucrado en diferentes actividades del movimiento estudiantil y usa las redes sociales como difusor de ideas y noticias. Para finales de enero tenía 5.131 seguidores en Twitter. “Creo que el movimiento se ha tergiversado un poco, llegándose a pensar que es sólo de representantes estudiantiles. Como jóvenes debemos entender que está en nuestras manos construir el país que queremos”, dice.
Agrega que en los cuatro años que lleva el movimiento, éste “se ha renovado constantemente, ha evolucionado y ha aprendido de sus éxitos y fracasos”.
Hablan los estudiantes ucabistas
“El movimiento estudiantil debe aportar soluciones y no buscar problemas. Necesitan argumentos más sólidos”.
Rainela Marcano. 5to semestre de Administración.
“Pienso que necesitan mayor organización y liderazgo”.
Zuhé Jerez.10mo semestre de Comunicación Social.
“El movimiento hace buenas actividades, pero hay pocos estudiantes que pueden acudir a ellas”
Alejandro Figueroa. Ingeniería Informática.
“Hace falta una cara, un líder. Ya no siento la misma motivación para participar”.
Daniel Rizzo.
Ingeniería en Telecomunicaciones.
“Creo que los estudiantes hacen una buena labor con las asambleas”.
Katherine Julio.
Agosto 23rd, 2014 at 22:07
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