Posted on 25 Febrero, 2011 | No Comments
María Gabriela Fernández B.
“Un verdadero periodista debe dejar sus comodidades e igualarse a los demás, ponerse en los zapatos del otro y vivir sus realidades. Sí, debe tener un sentimiento de destino y futuro, un sentimiento social mayor”. Jon Lee Anderson, conocido reportero estadounidense, ofreció una conferencia el martes 7 de diciembre en el Centro Cultural Chacao y expuso sus herramientas y posturas para el ejercicio periodístico en este evento organizado por el Fondo de Cultura Urbana.
Anderson, que vestía un traje oscuro de apariencia ligera, se plantó ante la audiencia y respondió sin vacilar las preguntas que Boris Muñoz, moderador del encuentro, le realizaba.
Del texto y la técnica
La discusión sobre el género del perfil periodístico y los motivos que impulsaron a Lee Anderson a practicarlo fueron los primeros temas desarrollados en la jornada. Anderson confesó que desde niño estuvo interesado por la lectura de biografías y libros que narraban la vida de personas importantes. Desde entonces se descubrió “fascinado por el poder, la guerra y la historia”.
Cuando decidió dedicarse al periodismo, encontró en los perfiles el modo de acercarse a los personajes que le interesaban y a los que le eran asignados por el medio. Su misión desde entonces fue “desmitificar a los hombres, porque el motivo de cada perfil es buscar la verdad del personaje”
Sobre la técnica de elaboración, Anderson explicó que lo más importante es “buscar en las personas el gatillo interior”, es decir, “aquello que distingue a unos hombres de los demás: su relación con el ejercicio del poder, el uso y el momento de la violencia, cómo se cristaliza y cuál es la trascendencia”.
Para aproximarse al personaje seleccionado recomendó “plantarse ante ese hombre intentando separar cualquier postura personal” y explicó: “yo trato de tener una duda y darle la oportunidad de que me convenza, no ser juicioso al momento del encuentro”. Asimismo, Anderson agregó que para realizar la primera entrevista, el periodista debe ser franco con la persona en cuanto a los intereses que tiene, pero ser cauteloso y tener mucha percepción para romper el hielo: “Con Pinochet tuve que hacer una gran investigación previa, porque era un hombre viejo pero muy recio (…) Descubrí su obsesión por la carretera Austral que había construido, así que empecé hablándole de la carretera y ahí se abrió y comentó sus verdaderas añoranzas”.
Recordó la necesidad de entrevistar varias veces al personaje para realizar un perfil y recomendó que estas citas se realicen con cierta distancia temporal “para no cansar al entrevistado”. Además, invitó a “romper el esquema típico del salón y el escritorio al conversar: Viajar con la persona, moverse literalmente en tiempo y espacio durante la entrevista, permite comprender su relación con los otros, romper el molde e igualar el estatus”.
El poder del personaje
Durante la conferencia, Anderson comentó su experiencia al realizar las semblanzas del Che Guevara, Augusto Pinochet, Gabriel García Márquez y Hugo Chávez; y enumeró anécdotas resaltantes en torno a cada una de las entrevistas.
En cuanto al Che, expresó que, a pesar de las críticas recibidas, los estudios que realizó sobre él le permitieron identificarlo como un hombre valiente, visto por todos como héroe o antihéroe, pero nunca como hombre. “Guevara tuvo la decisión de arriesgarse y cuando un hombre cree y da un paso por delante para cambiar la sociedad, marca la historia”, sostuvo.
Al igual que con el Che, la realización de los trabajos sobre Pinochet despertaron varias críticas por parte de algunos sectores civiles: “Muchos se sorprendían, pero mi intención era precisamente esa, desmitificarlo y ahondar en el fenómeno que causó. La impresión que me dio como hombre fue que tenía una gran obsesión por el poder y quería verse como un conquistador, como Napoleón”, comentó.
Seguidamente, definió a García Márquez como la excepción de sus personajes, pero aseguró que también percibió en él cierta fascinación por el poder expresada en la realización de grandes obras literarias y sus vínculos con personas relevantes del mundo político. Sin embargo, se mostró agradecido con el escritor y afirmó: “él me abrió su vida por siete meses, en ocasiones quiso llevarme por cierto camino, pero de verdad me contó sus cosas”.
En relación con el presidente de Venezuela, Anderson lo describió como un hombre “simpaticón, bromista y conspirador que siente que tiene un destino por cumplir y se cree heredero de Fidel”. Además, afirmó haber notado cambios entre el Chávez que entrevistó en 2001 y el que consiguió ocho años más tarde en su segundo encuentro, concluyó: “Se veía con más experiencia mediática y con menos disposición a un intercambio privado”.
La conferencia de Lee Anderson finalizó con la apertura de una ronda de preguntas en la que el reportero manifestó su opinión sobre temas de actualidad y narró algunas anécdotas de su vida. Anderson se despidió del país agradeciendo los tratos recibidos y exhortando a los periodistas a mantener firme su compromiso social con el país.