Posted on 15 Diciembre, 2010 | No Comments
Sueño con un país en el que se valore al ser humano por lo que es, no por lo que tiene. Un país en el que cada persona sea capaz de aceptarse y aceptar al otro tal y como es; un país donde las personas se vean a los ojos y sean respetuosas al momento de conversar, dar una felicitación o hacer un llamado de atención.
Un país en el que el único parecido que debe haber entre las personas, es que todos sean y lleguen a ser padres de las generaciones de relevo de los ciudadanos que nos guiarán en un futuro. Por ello sueño con un país en el que se le dé la misma importancia a todas las profesiones; donde las indicaciones de un médico sean tan respetadas y puestas en práctica, como el dictamen de un juez y como las observaciones hechas por un maestro.
Sueño con un país en el que los maestros vuelvan a ser tan valorados y respetados como lo fueron cuando tú, o tal vez tus padres, o por qué no, tus abuelos, pasaron por ese lugar que aún recuerdas con tanta nostalgia y alegría: la escuela.
El país con el que sueño, es aquel en el que el maestro no es valorado sólo por sus años de servicio, por impresiones a primera vista o por rumores de pasillo; sino por su calidad humana, por su ética, vocación y profesionalismo al momento de desempeñar su rol.
Quiero un país en el que se rescaten muchos de los valores que tal vez este mundo globalizado ha dejado de lado; quiero un país en el que padres y maestros luchen en pro de la formación de niños integrales, exitosos y soñadores.
El país que quiero es aquel en el que los padres, hijos y maestros forman parte del mismo equipo: “el éxito”.
María Alejandra Cacciatore O.
Ucab Los Teques