Posted on 15 Diciembre, 2010 | No Comments
Indira Rojas
Una sala de redacción blanca y ruidosa se extiende alrededor de Mayte Navarro, quien trabaja como jefa y reportera de la sección de Sociales de El Universal. Antes de 1992, cuando el periódico le abrió sus puertas, no había trabajado en ningún medio de comuni-cación. Es graduada en la mención de Artes Audiovisuales en la Ucab, pero ya lleva diecio-cho años ejerciendo el periodismo, trabajo que califica como peligroso pero satisfactorio.
Su voz pausada habla con soltura del jet set internacional y las protagonistas vedette de las nuevas telenovelas venezolanas. Su amor por el arte se extiende del teatro al séptimo arte, y pasa por la fotografía. Pero su singularidad se expresa en una especie de cultura personal que viaja entre cursos de psicología cognitiva, gusto por la historia y el sabor del vino y una pasión por el pasado, que se cuela entre libros raros y postales antiquísimas.
Raíz ucabista
—¿Qué extraña de la vida universitaria?
—Extraño la tranquilidad, para mí fue una vida muy sabrosa. En la universidad comienzas a disfrutar tu libertad, a asumir tus propias responsabilidades como adulto. Y cómo olvidar el frío en diciembre que se siente en la Universidad.
—¿Aún tiene contacto con sus compañeros de clase?
—Entre los que estudiaron conmigo están Virginia Aponte, Javier Vidal y María Elena Ramos, pero tengo mayor contacto con María Elena.
—¿Qué profesores tuvieron una influencia importante en usted?
—El profesor Paredes, de Teatro. Con él aprendí a amar e involucrarme con este arte. Aunque no me gusta actuar, aprecio el buen teatro.
Periodista multifacética
—¿De dónde proviene su amor hacia el teatro?
—Me llama mucho la atención la capacidad del actor de desdoblarse, eso merece un gran respeto. El buen teatro es el que exige al actor la identificación con el personaje.
—Mencionó que le gusta coleccionar libros raros. ¿Cómo describe un libro con esta característica?
—Un título raro es aquel que está fuera de circulación, no trata temas comunes, son de primeras ediciones o primeras traducciones.
—¿Por qué decidió tomar un curso sobre vinos?
—Al principio fue por curiosidad. Luego, me di cuenta de que involucra mucha historia. El que cultivó las uvas, el lugar, la geografía. Puedes ver más allá de la copa.
—¿Qué particularidad ha encontrado en el arte del cine?
—Cuando estoy en una sala de cine y me siento a ver la película, entro a un mundo que me transporta. Durante esas horas se me olvida que soy ajena a la historia, me siento parte de ella.
—¿Qué encuentra en Vargas Llosa y Carlos Fuentes que no poseen otros escritores?
—Ambos conocen la historia del continente americano y son dos hombres muy sinceros que han aceptado los cambios de su vida, no son radicales. Poseen elegancia, lenguaje y profundidad… y me parecen muy guapos.
—¿Por qué le gusta coleccionar postales?
—En mi colección hay de todo, desde paisajes hasta postales antiguas. Me gustan las que tienen dedicatorias, que me parecen mucho más interesantes que la imagen. Con ellas te puedes apoderar del pasado de la gente.
Halagos peligrosos y otros gajes del oficio
—¿Qué le ha enseñado su experiencia sobre el periodismo?
—Pienso que los periodistas tenemos mucho poder, pero no siempre somos conscientes de eso. También he aprendido a ser discreta, todo periodista debe serlo, incluso a veces me gustaría ser como un fantasma. Si el periodis-ta se convierte en protagonista de la historia ésta se pierde.
—¿Cómo describiría su experiencia en El Universal?
—Ser parte de El Universal es muy gratificante. He aprendido a entrar en contacto con la gente, porque tienes la oportunidad de conocer a diferentes personas. Este trabajo te da madurez profesional, te obliga a ser un periodista serio, responsable, a leer mucho, a estar siempre informado.
—Al decir que su labor es un “trabajo peligroso”, ¿a qué se refiere?
— A la gente le gusta salir en el periódico, y te llaman, te halagan, te adulan. Hay que indagar en sus intenciones reales. Caminas en un piso de vidrio, debes cuidarte para no caer en el orgullo. Sin embargo, aunque trabajo con una fuente frívola, por así decirlo, te permite ayudar a mucha gente. Le das un cuento de hadas al público, un paréntesis para la realidad.
—¿De qué manera le ha servido la psicología cognitiva en su trabajo?
—La psicología es una buena herramienta para conocer a la fuente, cómo profundizar en ella y cómo puedes dirigirte a ella.