Posted on 18 Mayo, 2010 | No Comments
Jorge Gustavo Portella
Pintor, cineasta, documentalista y profesor universitario, Premio Nacional de Pintura, 1961;
Premio Antonio Edmundo Monsanto, Salón Arturo Michelena; Premio Armando Reverón
en el XXI Salón Oficial de Arte Venezolano, MBA, 1960. Premio especial del jurado de la
Bienal Cinematográfica de Venecia, 1964, y dos premios Golden Eagle, en EEUU, por el
documental El mundo de un pintor primitivo y por su tercer cortometraje sobre Jesús Soto.
“El Arte, con mayúscula, es el más grande invento del hombre, además, es el gran lenguaje universal que todos pueden comprender, especialmente la pintura. Es a través de ella que conocemos al hombre desde la época de las cavernas hasta nuestros días. Por eso creo que la pintura, sin hacer concesiones, debe ser diáfana y entendible para que sirva de comunicación entre los seres y no jeroglíficos conceptuales pretenciosos en los cuales los artistas se comunican entre ellos mismos”. Así en pocas palabras explica su visión del arte el maestro larense Ángel Hurtado, uno de los artistas más reconocidos de nuestro país no sólo por su obra pictórica sino también por su obra fílmica.
Decía Alfredo Boulton, que el color “es la primera palabra de la pintura”. En Hurtado esta idea es cardinal desde sus inicios, donde sus cuadros más abstractos, casi geométricos, nos recuerdan de lejos los cuadrados elementales de Albers donde lo fundamental no es nunca la teoría del color sino las interacciones posibles entre ellos.
Y es que el color debe asimilarse de un modo intuitivo y, en el caso de su obra paisajística, de modo fantástico porque la naturaleza del tepuy es fantástica. A propósito de esto ha dicho: “Lo que trato de hacer con el paisaje de ahora, es lograr que el espectador ‘entre’ en él, como si estuviese frente a la naturaleza, pero una naturaleza con características propias que yo pueda ordenar y conferirle un estado primigenio que no sea la realidad aparente. Es una realidad interior más que exterior. Una sublimación del paisaje que no existe sino sobre la tela”.
Parcialmente abstractos, parcialmente figurativos, sus paisajes son absolutamente subjetivos, tanto así que en una primera etapa los realizaba utilizando como referente lo que otros describían u observando el material gráfico disponible, hasta que pudo visitarlos. “Quisiera pintar el silencio que hay en los tepuyes, es tan espeso que se puede tocar”, dirá el artista. Así los tepuyes de Hurtado poseen una sensación subjetiva de inmensidad. Nunca son “realistas” aunque estén inspirados en la naturaleza. “Son visiones a través de una ventana interior donde uno no mira afuera sino dentro de si mismo, de sus recuerdos, de sus sueños, de sus sentimientos”, concluye.
La tradición paisajista que podría incluir nombres como Tovar y Tovar, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Pedro Zerpa, Armando Reverón, Pedro Ángel González, Manuel Cabré, Carlos Hernández Guerra, Vázquez Brito, Pedro Báez, Manuel Espinoza, o nuestros extranjeros: Lessmann, Bellermann, Mutzner, Ferdinandov, entre otros, ha sido continuada de un modo especial por Hurtado, capaz de un dramatismo violento y colorido, dentro de la mayor economía posible de color y con una admirable simplicidad de diseño y composición. Juicioso constructor de superficies, sus composiciones poseen mucho ritmo y una densidad pictórica y poética.
Fuente: www.angelhurtado.com
Nació en El Tocuyo, estado Lara, el 27 de octubre de 1927. De 1944 a 1948 estudió en la Escuela de Artes Plásticas de Caracas y luego pasó a formar parte del grupo de vanguardia reunido en torno al Taller Libre de Arte cuyas actividades eran una respuesta al tipo de enseñanza que se impartía en la Escuela de Artes Plásticas. Hacia 1952 marchó a París para iniciar estudios de cinematografía, que lo convirtieron en uno de nuestros principales cortometristas de arte. De regreso a Venezuela, en 1961, entró a dictar cursos de pintura en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas mientras se desempe-ñaba simultáneamente como profesor de periodismo cinemato-gráfico en la Universidad Central de Venezuela. En 1970 fue encargado por la OEA de la jefatura del Departamento de Cine. Aparte de su extensa labor fílmica, ha realizado varias exposiciones individuales y participado, desde su época de estudiante, en exposiciones individuales colectivas y salones de Venezuela y el exterior. Entre las individuales destacamos las muestras que realizó en la Unión Panamericana, Washington, D.C., EE UU, 1959; Sala de Exposiciones de la Fundación Mendoza, 1960; MBA, 1967; MACCSI, 1994. En 1990 fue condecorado con la Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase; el Diploma de reconocimiento de la OEA (Washington, D.C.), por años de servicio en el Museo de Arte de las Américas; la medalla Pedro Ángel González (2003); es condecorado con la medalla Francisco Esteban Gómez en su Primera Clase (2007); y en mayo de 2007 filma la exposición de Reverón en el Moma de Nueva York.
Fuente: Banco Central de Venezuela.