Posted on 24 Noviembre, 2009 | No Comments
Griselmar Márquez
Minerva Vitti
A pocos metros del mar estaban los dos grandes vientres de lona, uno azul y otro amarillo, que albergaron durante cuatro días a espectadores y artistas circenses nacionales e internacionales, pintorescas personas que representan un constante desafío a las limitaciones humanas.
La orilla de la playa de Puerto Cruz, estado Vargas, y el suelo de su pequeño “bosque” se vistieron con carpas de distintos tamaños y colores que, al estilo de pequeñas comunas, formaron un vecindario desde el 29 de octubre hasta el 2 de noviembre. La razón: la VI Convención Internacional de Circo de Venezuela 2008.
El cronograma cargado de actividades desde las 9 am hasta las 3 am del siguiente día, en lugar de adormecer los cuerpos, los activó. Con esta energía los participantes se inscribieron en talleres de especialización e iniciación en técnicas de circo como: telas, lira, contact, clown, pulsadas, malabares, parada de manos y danza malabar.
Dizzi Perales, Román Morillo, Jesús Rujano “Sin Frenos”, Vantroy Sánchez, Kerlly García, Max y Calamar, Jean Daniel Fricker (Francia) y Héctor “El Chino” Cardozo (Argentina), fueron los talleristas. La amplitud de estas actividades permitió que los habitantes de Puerto Cruz formaran parte de la ola circense.
En la carpa
Hace un año diez jóvenes exponentes de las artes circenses en el país partieron a China a estudiar por un año en la Escuela de Artes Acrobáticas de Wu Qiao, en la provincia de Hebei. El miércoles 29 Henry Cotte, Kerlly García y Christopher Torres ofrecieron una muestra de lo aprendido en las tierras milenarias con un espectáculo de acrobacias aéreas, malabares y magia.
Luis Brusca (Argentina), conocido como el “Loco Brusca”, participó en la V Convención, y fue tal su expectativa que este año decidió venir por su propia cuenta. Así, se presentó por dos noches consecutivas: el miércoles en la gala inaugural y el jueves en un espacio especial con su número “El Capitán Mierdel”. Para el Loco Brusca en Venezuela existen muchas ganas y gente que quiere hacer circo, pero considera que deben ser muy cuidadosos para no caer en la copia.
De pie, semidesnudo y con la cabeza entre las rodillas, Jean Daniel Fricker paralizó a la audiencia. Su pieza “i” integró baile, contorsión y malabares, al estilo de la danza butoh de Japón. Fricker nunca ha actuado gratuitamente, pero esta vez fue la excepción, pues comprendió que sería una función dirigida a una comunidad que no cuenta con los recursos para pagar una entrada. La experiencia fue grata, así lo manifestó el francés: “El público venezolano se sorprende con mucha facilidad y eso genera una reacción muy agradable, en Europa no sucede eso”.
Las luces se fundieron en los cuerpos de los artistas de Circuba la noche del jueves, cuando magia, contorsiones, cintas, clown, pulsadas, equilibrio en roland y percha integraron el espectáculo. Esta agrupación se encuentra en el país desde hace cinco meses, trabajando con la Misión Cultura Corazón Adentro.
En dos ocasiones los Renegados tuvieron su oportunidad. Se trata de un espacio en el que se muestran improvisaciones, rutinas incompletas o en proceso de creación. Allí se observó cómo los exponentes venezolanos han mejorado su técnica y puesta en escena con relación a años anteriores.
Al caer la noche del viernes se realizó el IV Concurso de Números Circenses donde se presentaron diez números de nueve minutos cada uno. Entre los participantes se encontraron: Globo (Venezuela), Pániko Escéniko (Chile), Típico el malabarista (Argentina), Maia y Vantroy, Kenyel (Cuba), Koke Petit (Chile).
El jurado estuvo integrado por el “Loco Brusca”, Sinaí Vander Dijs, Dalí (Cuba) y el “Chino”, quines calificaron en segundo lugar a Maia y Vantroy con su número de acrobacia aérea en cintas “Se acabó el amor”; y en primer lugar a Kenyel, con su espectáculo de equilibrio de manos sobre roland. Pero existe una categoría en la que el público escoge a su favorito y este año fue el cubano Kenyel. Los premios son metálicos y pretenden incentivar el crecimiento profesional y la profesionalización del hecho creativo.
Para completar el ambiente, la música llegó de la mano de las agrupaciones Reciclaje, Cuarto Poder, La Redonda y Black Jack, que cerraron las veladas de viernes y sábado bajo la carpa.
Tras bastidores
La Convención Internacional de Circo de Venezuela es un espacio de encuentro nacional e internacional para las artes circenses y su principal objetivo es consolidarlas en Venezuela y América Latina. Ya son seis años de trayectoria, en los que se han realizado espectáculos, talleres, charlas, conciertos. Los principales beneficiados son las comunidades donde ha descansado la carpa, ya que sus habitantes pueden disfrutar de talleres, espectáculos circenses de alta calidad y contacto con otras culturas; además, el encuentro promueve el turismo y la economía local.
El evento es realizado por personas cuya convicción y creencia en el desarrollo del circo en el país los lleva a prestar sus servicios de manera gratuita, que es la misma condición de la convención. Los talleristas e invitados tampoco perciben ningún salario.
Alejandro Valderrama, Marisol Martínez, Jorge Heli, John Espinoza, Gonzalo Velásquez y Marcos Moreno, son las caras de este evento, además éstos contaron con una veintena de colaboradores.
El encuentro contó con el patrocinio del Iaem, Pdvsa-Centro de Arte La Estancia, la Alcaldía Mayor Metropolitana, Ávila tv, Cabeza de martillo, Art-o de Caracas, Producciones Extremo, LaTerka.com, La Tiendita del Horror y el Institut Ramon Llull.
Las horas en la playa transcurrieron entre malabares y constantes desafíos a la gravedad y coordinación del cuerpo. Estos juglares no perdieron ni un solo segundo de la convención; en el mar se observaban, en lugar de torsos y cabezas, piernas alzadas. Las paradas de manos se confundían con las olas y los malabares danzaban en la orilla al son de la brisa salina.