Posted on 23 Noviembre, 2009 | No Comments
Luis Ugalde
En este mes de noviembre nada hay más importante políticamente para los venezolanos que votar, cuidar el voto y entender su significado.
Votar es un derecho que no existió durante más de siglo y medio de la vida republicana. Incluso en el período más democrático, a partir de 1958 (casi hasta el final), los alcaldes y gobernadores eran puestos a dedo por el Presidente. La vitalidad y maduración de la democracia depende de que escojamos en las instancias más cercanas de gobierno a hombres y mujeres cuyas cualidades conozcamos y de cuya gestión les pediremos cuentas. No es aceptable que en tiempos de la “democracia participativa” se quiera minimizar, e incluso eliminar, la elección directa sustituyéndola por funcionarios nombrados por el Presidente y anulando de antemano sus posibilidades de autonomía.
Es importante que esta votación deje en claro que no todo en el país se reduce a la voluntad presidencial, ni toda elección es sobre su persona. Chávez debe gobernar hasta el 2013 y todavía le queda casi lo equivalente en tiempo a un período presidencial normal. Pero antes hay que decidir sobre grandes malestares y deseos de cambio que se refieren a alcaldes y gobernadores que, con frecuencia, han sido asombrosamente ineptos y corruptos. Necesitamos que esta capacidad de valorar y castigar produzca un nuevo mapa de gobernadores y de alcaldes que refleje la pluralidad venezolana producto de las convicciones democráticas.
Lamentablemente los procedimientos para decidir las candidaturas de uno y otro signo en muchos casos no han estado a la altura de lo que exige la democracia venezolana. Tampoco el descarado abuso del poder en el debate electoral ha sido castigado. A pesar de ello, y precisamente por ello, hay que votar, hacer sentir que queremos democracia y no guerra, democracia y no nepotismo, democracia y no dedo absoluto. La masiva y plural participación dejará en claro que en Venezuela no hay una sola voluntad política, sino que es múltiple y variada, y que nadie puede usurparla ni interpretarla a su antojo.
Cuidar y contar el voto. En diciembre del año pasado se demostró que, con todo el ventajismo, la decisión democrática firme y organizada de una buena parte de la población triunfó frente a la voluntad autocrática. Quedan pocos días para terminar de organizar el cuidado y el conteo transparente del voto. Como se demostró en anteriores actos electorales, el día de la votación es clave hasta el último minuto de la media noche y más allá.
Hasta el 23 de noviembre hay días de extraordinario valor para lograr uniones y acuerdos necesarios y ganar a muchos que todavía no tienen ganas de ir a votar. Votar es decidir y abstenerse es llorar mañana.