Posted on 02 Febrero, 2009 | No Comments
Manuel Miguel Contreras
El pasado 30 de diciembre de 2008 se puso fin a la temporada regular número 53 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP). La 2008-2009 fue una temporada que, como todas, dejó buenos y no tan buenos recuerdos entre los allegados al mundo de la pelota nacional. El récord de empujadas de Jesús Guzmán con los Leones del Caracas, con 67, lo que además significó para Guzmán llevarse el premio de Productor del año de la LVBP; la actuación de importados como David Austen, pitcher de las Águilas del Zulia quien fue merecedor del premio Carrao Bracho que se otorga al mejor lanzador de la zafra; y qué decir del desenvolvimiento de entrenadores como Frank Kremblas (Leones del Caracas) o Eduardo Pérez (Águilas del Zulia), ambos de actuaciones excepcionales en el manejo de sus respectivos equipos y que permitieron que quedaran primero y segundo, respectivamente, en las votaciones al Manager del año. Todas estas actuaciones son, a grandes rasgos, las más llamativas a nivel individual, pero a nivel colectivo las cosas cambian y, como en toda temporada, siempre hay algunos que resaltan por su buen desenvolvimiento y otros que sorprenden, pero por lo decepcionante de su actuación.
El bueno
Con un récord de 42 ganados y apenas 21 perdidos el equipo Leones del Caracas fue, sencillamente, superior. Una combinación de talento joven y experiencia grandeliga llevó al equipo dirigido por Frank Kremblas a mantenerse en la cima de la clasificación desde el 30 de octubre de manera ininterrumpida. Un promedio ofensivo colectivo de .667 que llevó al Caracas a romper el récord de más carreras remolcadas en una misma campaña -que estaba en manos de Pastora de Occidente con 400 carreras desde la temporada 53-54- impulsando los melenudos 403 rayitas, combinado con una efectividad de 3.91 le permitieron al equipo de la capital ganar seis de las ocho series particulares de la temporada, incluyendo entre las series ganadas la que disputa con su eterno rival, los Navegantes del Magallanes, saliendo victorioso en seis de las nueve veces que se enfrentaron.
Sin lugar a dudas, un equipo acoplado que no encontró problemas para colarse a las semifinales de nuestro béisbol rentado y que cuenta entre sus filas con el Manager del año, el Regreso del año (Jackson Melian) y el Productor del año.
El feo
Con un equipo poco acoplado, un bullpen desastroso y una directiva poco certera con los cambios, los Navegantes del Magallanes fueron la decepción más rimbombante de la zafra 2008-2009. El equipo turco, con la cuarta peor efectividad de la liga (4.72) terminó a catorce juegos del primer lugar con una balanza de 28 victorias contra 35 derrotas en la penúltima posición. Un equipo que pese a contar con un bateador como Pablo Sandoval, prospecto que en su primer año promedió .396 y que demostró a lo largo de toda la temporada su fuerza al bate, y con jugadores de experiencia probada en las ligas mayores como Edgardo Alfonzo o Richard Hidalgo, no pudo ser nunca consistente a lo largo de la campaña. Cambios poco fructíferos como el que llevó a Edward Mujica al equipo turco a cambio de Richard Paz y Miguel Piñango, o como el que llevó a Yoel Hernández al Magallanes a cambio del jardinero Arturo Rivas y del lanzador Manuel Olivares, fueron reflejo del poco acierto de una directiva que, pese a nunca rendirse, no atinó y fracasó en sus acciones.
La destitución del manager Nick Leyva fue sólo una señal de desesperación por parte del alto mando. Su sustituto, el criollo Edgar Alfonzo, no pudo lograr mejores resultados que su antecesor, lo que demostró la triste realidad del equipo. El problema no era de dirigencia, sino de falta de acoplamiento y necesidades notables de pitcheo relevista.
El malo
Colas de hasta siete horas para conseguir una entrada en las taquillas del estadio. Conseguir boletos para los juegos entre Los Leones y los Navegantes puede terminar con perdigones y heridos en las colas y, como núcleo central del problema, los revendedores. Éstos, en complot descarado con la policía encargada del cuidado del estadio y con los taquilleros, se hacen fácilmente en las taquillas del estadio con más de 20 veces lo permitido para la venta a una sola persona. Según las normas establecidas, cada persona puede comprar sólo dos boletos por juego, a menos que éste sea de los Tiburones de la Guaira, en el que la normativa es un poco más flexible dada la baja afluencia de fanáticos. El problema ya no es de los directivos, ya no es del presidente de la Liga, el problema es de fondo. Las leyes existen, el paripé “policial” se monta cada día, pero mientras se siga permitiendo flagrantemente la “ley del más vivo” en cada uno de nuestros actos, habrá que resignarse a ver los juegos por televisión, pagar un abono de más de Bs. 1.000 o, en su defecto, soportar siete horas de cola para conseguir las entradas para el juego de béisbol… si hay suerte.