Posted on 23 Febrero, 2010 | No Comments
El 16 de octubre pasado la comunidad ucabista cumplió una meta con la inauguración del edificio de la Biblioteca Central, una obra que se integra a los campos abiertos de nuestro campus al estar rodeada por una hermosa laguna, en donde se erige el “Cisne de Anauco”, una obra del artista Hugo Carradini.
La sede de la Ucab en Guayana ha tenido un crecimiento exponencial en cuanto a infraestructura durante los últimos diez años, debido al fruto del trabajo de precursores del campus guayanés como Alfredo Rivas Lairet y Constanza Verolini. La sinergia, la unión de voluntades y un trabajo sin límites han permitido inaugurar durante la última década ocho edificaciones, que forman parte de una sede que se mantiene en expansión.
Lo soñado y lo realizado
La inauguración de la Biblioteca estuvo presidida por el rector Luis Ugalde s.j., y el vicerrector Rafael Estrada. La plaza cubierta del nuevo edificio fue un lugar en el que alumnos, profesores, miembros del Consejo Fundacional de la Ucab, colaboradores y patrocinantes, compartieron un recorrido que los llevó por las amplias salas de lectura en donde se resguardan libros e importantes colecciones literarias.
El auditorio de la nueva edificación reunió a los constructores para escuchar a Ugalde, quien con imágenes y anécdotas rememoró los inicios del Campus. “El deseo de que la Ucab se desarrollara en Guayana estuvo mucho tiempo latente. Por fin la iniciativa exitosa se avivó hace unos quince años desde la comunidad del colegio Loyola y, de común acuerdo entre el colegio y la Universidad, iniciamos cursos de Formación Continua y de Postgrado para luego empezar con algunas licenciaturas, siempre aprovechando los espacios del colegio.
En marzo de 1998 se dio un encuentro providencial en Caracas entre el empresario suizo Stephan Schmidheiny y yo. Luego, del 3 al 5 de abril del mismo año, nos reunimos en Alquería, su casa en Mallorca, cuatro jesuitas latinoamericanos con Stephan y dos de sus consejeros más cercanos; este encuentro se convirtió en anual y el grupo de reflexión se llamó “Grupo Palmera”. Ahí pensamos y soñamos lo que podíamos hacer juntos por el desarrollo sustentable de América Latina.
El 19 de abril, mientras desayunábamos en el Parque Cachamay, Schmidheiny me prometió en firme el solicitado préstamo de cuatro millones de dólares a diez años y sin intereses; serían entregados por la Fundación Avina en los tres primeros años (1998-2000). En contrapartida yo, en nombre de la Fundación Ucab Guayana, asumía la responsabilidad de conseguir diez millones de dólares, a razón de un millón de dólares anuales durante los seis primeros años (1998 a 2003) y dos millones anuales en los siguientes cuatro años (2004 a 2007). Nos comprometíamos a devolver el préstamo en cuotas anuales y Stephan aceptaba que pudiéramos hacerlo por medio de proyectos de desarrollo sustentable para Guayana, previamente aprobados por Avina. Hoy podemos decir que en estos años hemos conseguido para la construcción más del doble de nuestro compromiso y hemos devuelto íntegro el préstamo con un uso duplicado.
Poco hubiéramos hecho si Ucab Guayana se hubiera quedado en el desarrollo físico del campus. Pero ha sido más extraordinario, si cabe, el desarrollo de la comunidad universitaria de profesores, estudiantes, profesionales, empleados y obreros, y ahora también de los graduados organizados en el capítulo guayanés de la asociación de egresados.
Me llama la atención la rapidez con que se ha desarrollado la mística y la identidad entre gente que hace unos años no se conocía, muchos de los cuales tampoco conocían el proyecto educativo de los jesuitas con la Ucab y Ausjal. Considero de máxima importancia todo el esfuerzo y las iniciativas que nos llevan a hacer realidad una universidad comprometida con los sectores más pobres de la ciudad, con una visión y proyecto que los incluya como sujetos productores económicos y de ciudadanía y democracia, animados de cultura solidaria en un régimen de justicia y de libertad”.
La edificación de esta nueva y emblemática estructura de nuestra casa de estudios constituye un logro que pudo ser consolidado gracias a patrocinantes y colaboradores como: Fundación Avina, Constructora Odebrecht y Simpca, cuyo invaluable apoyo permitió ejecutar esta obra.
Espacios para el conocimiento
La nueva biblioteca cuenta con un pasillo aéreo que la enlaza con uno de los módulos de aulas, de manera que ahora estudiantes y profesores estarán conectados permanentemente con esta área diseñada para la lectura y el estudio. El edificio cuenta con un laboratorio de computación propio con 42 computadoras, veinte salas de estudios grupales y un auditorio ubicado en el último piso, que tiene la capacidad de albergar a 200 personas.
El proyecto de crecimiento contempla dotar a la Universidad de salas de restauración de libros, un servicio que se espera poder realizar a futuro. La plaza cubierta de la planta baja ofrece un ambiente ideal para el esparcimiento y tertulia de los estudiantes, un área que colinda con una laguna que se ha convertido en ícono del campus guayanés. Sin duda este nuevo logro viene a mejorar las opciones de estudio de los ucabistas, quienes ahora tienen a sus disposición una de las bibliotecas más modernas del oriente del país.
Lorrein Camargo
Prensa Ucab Guayana