Posted on 02 Enero, 2009 | No Comments
Mariexis Palacios
La navidad en Venezuela es una tradición arraigada desde tiempos inmemorables, pero cada región tiene una forma particular de celebrar estas fechas decembrinas, que actualmente se mantienen con costumbres que son la herencia legada de generación en generación; tal es el caso de la Paradura del Niño Jesús en Los Andes venezolanos.
Ésta es una celebración que forma parte de las creencias religiosas de los andinos, en especial de los merideños. En las casas de los pueblos, familias enteras, vecinos y amigos se reúnen para festejar esta hermosa tradición, en la cual se representa el pasaje bíblico de la infancia de Cristo (el niño perdido y hallado en el templo).
La fiesta de la Paradura del Niño Jesús se realiza los días posteriores a la nochebuena de navidad, desde el 1 de enero hasta el 2 de febrero, día de la Virgen de la Candelaria. En este festejo las personas suponen que si el Niño nació en la noche del 24 de diciembre, entonces en enero puede pararse solo y caminar.
En el ritual se nombran padrinos que se encargan de hacer la procesión con el Niño Jesús en brazos, los invitados entonan aguinaldos, villancicos, décimas y el rosario. En la procesión el niño es colocado en una tela blanca que es tomada por las esquinas y llevada en una peregrinación en la que se baila, se le levanta y se le hace caminar.
Al finalizar estos rituales, la familia se reúne con amigos y vecinos, comparten comida, dulces, bebidas, se quema pólvora, se encienden velas y los niños se visten de ángeles.
Los cantos de aguinaldos y villancicos generalmente son entonados a dos voces acompañados con instrumentos de cuerda como el violín, el cuatro y la guitarra. Entre los cantos se estilan las coplas, romances y décimas para los momentos místicos, y los aguinaldos y parrandas para el paseo y los momentos de jolgorio.
En algunas poblaciones una persona simula robar la imagen, a esta celebración se le llama Robo y Búsqueda del Niño. Esta imagen permanece escondida por tres días, luego se negocia con una gran ceremonia la devolución de la imagen por parte de un cortejo de niños disfrazados como la Virgen, San José, los Reyes Magos, pastores y ángeles a los que se suman las autoridades locales.
Pedro López, asistente de oficina del Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano (CADH), es oriundo de Mérida, por lo que ha crecido con esta celebración. En su casa realiza la ceremonia con rezos y rosarios, luego pasea al Niño por el interior de su hogar, acompañado de velas y luces de bengala. Pedro López, por ser el dueño de la casa en donde se realiza la ceremonia, es el encargado de escoger a los padrinos del Niño Jesús.
A la celebración asisten familiares y amigos quienes comparten comida, bizcochuelos acompañados con vino pasita, dulces de lechosa e higo, y a las damas de la fiesta, Pedro ofrece de bebida ponche crema.